«La distancia es aquí una cuestión fundamental, y el plano cenital con el que la autora se aproxima al dormitorio de su padre (apenas vemos sus pies y el borde de la cama) da cuenta una aproximación a la intimidad que bascula entre la fragilidad y el respeto. Entre lo dicho y lo sugerido –y en muchas de las fotos podemos apreciar el punctum barthesiano—, África 815 pone de manifiesto como los documentales desde la posmemoria tienen (todavía) mucho que aportar al relato histórico sobre las alteridades (negadas).» Por Elena Oroz para el blog del Festival de Cine Europeo de Sevilla 2014.
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